‘Mis Poesías’

amanecer en el ríoLos  sueños navegaban por el río
como desnudos camalotes,
la boca rosada de la rosa
se entregaba  al  rocío
Era el tiempo suspendido en las estrellas,
había auroras de rojizas pinceladas,
una ingrávida marcha cadenciosa
y un empuje insaciable en las  entrañas
Era el tiempo de reír, de ir al colegio,
esbelto el talle, fácil el sonrojo
y  un poema guardado en el cuaderno
cual lírico tesoro.
Era el tiempo de amar  sin  presentirlo
con un latido ansioso en la mirada,
sin pena ni recuerdos ni nostalgias
sin ausencias ni adioses que lastimen.
Era el tiempo del duende que transita
imaginando encuentros  fabulosos,
inesperado beso enamorado
en senderos ignotos.
El tiempo era el tiempo de la  vida,
del abierto camino, de las alas,
del despertar sin ser niño en la mañana
con un niño durmiéndose en el alma
Cándida niñez que se diluye,
ensayada sonrisa en el espejo,
entonces había  trinos en el lluvia,
Ahora…    Ahora el tiempo es otro.

© Olimpia Bordes

A Federico García Lorca

clavel rojo

Mientras las rosas dormían
y cantaban las estrellas,
un niño nació en España
una noche de poetas.
Clavel, caballo y guitarra
le dieron su gallardía
canto de grillo y caminos
trenzaron su poesía.
Amigo de los gitanos,
romancero de pasiones,
amor que amaba callando
escondido en un poema.
Bravo torero inmolado
a las cinco de la tarde,
niña que persigue el viento,
rosa que muere esperando,
y la doncella del río
y las bodas y la sangre
y la estéril tierra seca
hendida en la desventura.
Noche de carabineros,
soledad, grito impotente,
noche de infamia y de muerte,
noche negra, noche oscura.
Destrozaron su sonrisa,
paralizaron sus pasos,
en el trágico recuerdo
su corazón se desgarra.
Le quebraron la esperanza,
apagaron su mirada,
brutales lo derribaron
creyendo que lo mataban.
Pero en las aviesas sombras
del odio y de la ignominia,
la luna le dio su brillo
bajo el cielo de Granada.
Inútil fue la soberbia,
inútil la intolerancia,
inútil la rosa roja
que el fusil abrió en su pecho.

¡No pudieron con su canto,
no pudieron con su alma,
no pudieron con su  vuelo,
no pudieron con sus alas!

© Olimpia Bordes