‘Poesía’

"Agonía de un día" ©Graciela Díaz, 2009

Levemente agoniza en mi regazo,
la luz es una lenta despedida
prolongada en mis ojos,
la eternidad arranca una rosa
y sonríe despiadada.
El cielo se quedó sin golondrinas,
empiezan a asomarse las estrellas,
el tiempo me lo quita,
el viento se lo lleva,
otro día… ha muerto entre mis brazos.

©Olimpia Bordes

Imagen: «Agonía de un día» ©Graciela Díaz, 2009

La Menor

Ojos negros
voz de gorrión.

Yo tenía siete años…
– Mirá, esta es tu hermanita
– No me gusta, es muy negrita.

Ojos negros
voz de gorrión.

Corríamos por Florida.
– Apurate que ya es tarde.
– Espérenme, por favor.

Ojos negros
voz de gorrión.

La boda fue en el otoño.
– La niña está enamorada.
– Es tan buena… ¡Y está linda!

Ojos negros
voz de gorrión.

La Vida fue transcurriendo.
– ¿Qué te pasa?¿Por qué lloras?
– ¿Por qué sufre tu corazón?

Ojos negros
voz de gorrión.

El Tiempo no se detiene.
– ¡Sí…! ¡Ya hay canas en tu pelo!
– ¡Sí…! ¡Y eso que sos la menor!

Ojos negros
voz de gorrión.

©Olimpia Bordes

con la voz de la lluvia
Háblame en el silencio
con la voz de la brisa
con la voz de la lluvia
con la voz del intenso
latido de mi sangre

Háblame en el silencio
con la voz de la ausencia
con la voz del recuerdo
con la voz de la eterna
agonía del adios…

© Olimpia Bordes

Estaba solo el mar
y solo el cielo
y era todo un espacio
gris y frío

Alfonsina Storni

Paisaje

Estoy mirando el mar … Tú, ya no estás conmigo,

mis ojos se han perdido en el paisaje gris,

el mar y el cielo juntos, en la larga distancia,

en verde y gris unidos, son gama de nostalgia…

Los pinos taciturno elevan su plegaria,

las gaviotas despliegan su pausado volar,

la espuma blanquecina se acerca y se diluye,

las olas presurosas, se alejan… y se van…

Es el vaivén eterno del que tanto me hablabas,

es el ritmo del Cosmos, infinito… tenaz…

el Todo que integramos, naturaleza y alma,

en un mismo latido, en comunión con Dios…

Tal vez sepas que lloro, con la tenue llovizna.

Tal vez el mar te diga que es hondo mi sufrir…

Tal vez estés presente en el gris del paisaje,

en el triste paisaje de la playa… en abril…

© Olimpia Bordes

No era comer lo que le importaba,
sino volar…
Richard Bach

Gorrión inquieto, ojos profundos,Volar, volar, volar

frágil promesa, leve piar,

tibio plumaje, ingenua ternura,

latir de nido en el corazón…

Gorrión inquieto, ojos profundos,

quieres volar, volar, volar…

ganar el cielo, ser tu destino,

atrapar sueños de libertad.

Cómo decirte que no te vayas,

que no me dejes sin tu mirar,

si es que la vida empuja tus alas

y ya no quieres mirar atrás…

Hay un antiguo arrullo en el tiempo

que entre mis labios se acallará,

hay una vieja cuna de besos

que entre mis brazos se dentendrá.

Gorrión inquieto, ojos profundos,

no te detengas y parte ya…

que reteniendo llantos y miedos,

mis ojos tristes te seguirán…

Sigue las rutas de tu esperanza

impulsa el vuelo de tu ilusión,

deja el arrullo, deja la cuna,

deja tu nido en mi corazón…

© Olimpia Bordes

MamáEl domingo 12 de julio, falleció nuestra querida Olimpia Irene Bordes. Prestigiosa Docente, Poeta y Narradora, integrante del “Grupo de Escritores Argentinos Antonio Mulet”. En su brillante trayectoria, obtuvo numerosos premios literarios y fue autora de los poemarios: Sembrando en el viento, Un portal hacia el alma y La Alondra Infinita, entre otros. Además, participó en diversos medios de difusión literaria como Diario de los Poetas, Polígono de cuentistas y poetas, y la página Web: mispoetascontemporaneos. Para nosotros, los que emprendimos hace largo rato el camino de la poesía junto a Olimpia, sentimos que se nos ha ido una Hermana Mayor, sincera y humilde, dotada de una singular calidad humana, sin duda inolvidable.

Asimismo, y para concluir esta breve semblanza, considero oportuno reproducir la siguiente consideración de su hija Graciela: “Lo que quería decirles es que Uds., poetas y lectores, no imaginan cuán importantes fueron para ella en los últimos años de su vida. En la poesía encontró la forma de expresar su exquisita sensibilidad, en Uds., almas sensibles receptoras de sus palabras y, fundamentalmente, amigos. Con profunda emoción, les digo a todos: GRACIAS”… Y por favor, ayúdennos a continuar recordándola en esta nueva página: http://www.poemarios.com.ar

El siguiente soneto es mi pequeño homenaje:

OLIMPIA

En “Un Portal hacia el alma”
Creció la esbelta rosa
Que alumbró el jardín
De una vida ejemplar

En el camino eterno
Sus pasos fueron versos
Profundos y bellos
“Sembrando en el viento”

Y una mágica sonrisa
“Como un intenso abrazo”
De su inolvidable figura

Cobijó para siempre
Su destino angélico
De “Alondra Infinita”

©David Antonio Sorbille

25-07-09

«El aprovechamiento del alma no está en pensar mucho sino en amar mucho.»
Santa Teresa de Jesús

también es la mirada

No sólo es el estuche temporario
que se disgrega en polvo y en cenizas;
no los ojos, tambien es la mirada,
que refleja sutil las emociones.
No el material impulso, es la conciencia,
íntimo juez, testigo inapelable;
no tan sólo es la piel, es la caricia
que se desliza leve en la ternura.
No los brazos, también es el abrazo,
círculo amante, prisa del deseo
que pretende atrapar irrefrenable
el esquivo destino de sus ansias.
No es sólo el corazón, es el latido,
artesano del ritmo y de la vida
que se estremece en dichas y en pesares
martillando su aliento en el silencio.
No los labios, también es la sonrisa
que abre las puertas al amor dormido,
no sólo es el andar, es la esperanza
de llegar al final de lo deseado.
No el frustrado sentir, sino es el llanto,
cristalino mensaje de la pena,
manantial de dolor y de impotencia
que se derrama en cántaros de angustia.
No tan sólo es la voz, es la palabra,
hilo sutil que amarra las ideas
y busca la respuesta compartida
esgrimiendo razón y pensamiento.
Es el Alma que fluye como un río
en cada gesto, en cada melodía,
es el Alma incorpórea que alimenta
el deleite tenaz de los sentidos.
Es el Alma inmortal que se despoja
de su envoltura decadente y vana,
es el Alma que al fin, vuela intangible
hacia un ignoto enigma irresoluto.
Última exhalación sin ataduras,
vuelo que se despliega liberado,
a través del umbral de los misterios,
hacia la dimensión de lo absoluto.

© Olimpia Bordes

Vida

Magia de luz, inaugurado brío,
fluir de manantiales impensados,
estallido de gritos y latidos,
eterna vibración del Universo
Vida
Semilla que en el seno de la tierra
despereza su promesa lentamente,
culminación de amores y de esperas,
paisajes saturados de belleza.
Risas y llanto, alas y caminos,
energía detonante de alegrías,
desconsolada pena que resiste
en un tenaz anhelo.
Vida
Maravilla hamacándose en el tiempo,
futuro que desborda algarabía
frágil prodigio que pende de un suspiro,
de un breve filamento, de una chispa.
Palpitas en el sol de cada día,
en la maduración de los embriones,
en los brotes que empujan  el milagro,
en la crisálida empeñosa
Vida
Reinas en el vigor del movimiento,
en el brillo lejano de una estrella,
en la fuerza del viento y los volcanes,
en el llanto de un niño.
Música que se desliza en la palabra
ojos que despiertan,
Creación majestuosa,
insólito misterio
Vida
Sueño de dormidas deidades,
manojo de esperanzas,
sortilegios de hados asombrosos,
Beso de Dios.

© Olimpia Bordes

El vuelo de los deseos, de Mirna Celis

El vuelo de los deseos, de Mirna Celis

La casa del viento es un lugar de puro silencio.
La morada perfecta para su destino de aire circular.
Llegar a su refugio es retornar a la calma azul de su respiración.
Cuando está en sus aventuras de brisa o huracán, en su interior lo mueve solo un sueño:
tocar esas puertas de estrellas para hamacarse en las sábanas de nubes que abrigan su alcoba,
leer una novela de hojas de roble y sentir el amor eterno del árbol;
escuchar la música de todos los paisajes que trajo en su mochila y … recordar.
La luna sabe sus secretos, su cansancio y alegrías,
lo acuna con su reflejo en las noche;
es ella quien ve en su corazón transparente el deseo de ser pájaro mortal,
comprende su vagar de siglos.
Pero, él, es Viento y sabe que su sembrar es una labor infinita,
así, retoma las alas y se lanza al cielo dibujando una sonrisa…
Sus entrañas laten la grandeza de una misión inmortal.

©Mirna Celis.

avanzarAngustiante impotencia,
sendas quebradas, mustias,
quietud lacerante de noches aviesas
insomnios desmedidos, prolongados.
Impotencia que destila su impotencia
como un rumor diabólico
que aprisiona y detiene,
y este rebelde impulso que no muere
y este grito que surge impetuoso
como un volcán de ira
propósito de alientos y esperanzas.
Avanzar, avanzar, avanzar
aún con dolores que aten
y cordeles frustrantes que sujeten los pies.
Avanzar como el viento, como el río,
como avanzan las nubes en el cielo
y el camino que persigue el horizonte.
Avanzar como el vuelo de las aves
que buscan las alturas,
futuros infinitos, mañanas promisorias.
Avanzar, avanzar, avanzar

© Olimpia Bordes